Por Linda Flores (@Magnolisima)
A las mujeres del barzón
(las de la dignidad rebelde).
El lunes 15 de octubre vi al señor Ismael
Solorio lleno de moretones y sangre seca en el rostro, le pregunté que si le
dolía mucho, y respondió “ya no tanto”,
lo dijo saliendo de una reunión con el secretario de gobierno. Ese día, al lado del secretario general de gobierno,
Raymundo Romero, el secretario de gobernación Wilfrido Campbell, y 5 de sus
asesoras, lo escuché decir que la vida de los barzonistas y defensores de
derechos humanos estaba en peligro. El señor Solorio y su esposa Manuelita
fueron asesinados una semana después. Hoy tengo la certeza de que todos estamos
en peligro.
Los días transcurridos
en este mes han sido de los más tristes en esta administración gubernamental. Hagamos
un repaso en cuenta regresiva: los asesinatos de Ismael Solorio y Manuelita Solís,
donde es bien sabido que detrás de su muerte hay varias cuestiones íntimamente ligadas
al tema de la ausencia del agua y la batalla por la misma –asunto donde están relacionados
algunos menonitas que habitan la zona-, por otro lado, la intención de que en
el municipio de Benito Juárez se instale la minera El Cascabel (filial de la
empresa Mag Silver).
Una semana antes de
estos asesinatos, un grupo de barzonistas y defensoras de Derechos Humanos
estuvo en reunión con el secretario de gobierno planteándole la situación de
riesgo en la que estaba la gente de Benito Juárez, y los riesgos que están sufriendo
quienes cuestionan los posicionamientos oficiales –por ejemplo, los vendedores
ambulantes que a falta de empleos se dedican al comercio informal-. En lo
particular se habló de Lucha Castro (fundadora del grupo de Mujeres
Barzonistas, del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, y cofundadora de Justicia
Para Nuestras Hijas), cuando ella cuestionó la versión oficial de la Fiscalía
General del Estado, el 8 de octubre, al ser presentado de manera oficial “El
Wicked” como el asesino de Marisela Escobedo, Castro pidió se transparentará la
investigación y se dieran fundamentos para tal afirmación, ya que meses atrás la Fiscalía declaró a otra persona
como responsable por el asesinato de la señora Marisela Escobedo (mamá de Rubí
Frayre, víctima de feminicidio).
La práctica de difamación a Lucha Castro y activistas
cercanas a ella se ha agudizado desde el mes de marzo, cuando el gobernador
César Duarte declaró en Washington, ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos que las defensoras lucraban con el dolor y querían desprestigiar al
estado de Chihuahua. A las semanas de esas afirmaciones, que por desgracia, se
siguieron repitiendo en medios de comunicación local, se empezó a circular un
correo electrónico donde se hacía referencia a Alma Gómez, quien ha sido defensora
de derechos humanos, y es un referente teórico cuando se hacen estudios sobre
la desaparición forzada y el feminicidio, ambos temas muy recurrentes en el día
a día de quienes vivimos en Chihuahua.
En esa mesa, del 15 de
octubre, se recordó a los funcionarios que el gobernador de Chihuahua previamente
se comprometió a no señalar a las activistas, y se les pidió se hiciera una
declaración donde –como afirmaban en esa mesa de diálogo- los señalamientos de
critica al trabajo del barzón y Lucha Castro habían sido desafortunados y mal
entendidos, y en ningún momento tenían la intención de poner en
riesgo física, moral y emocionalmente a los señalados.
Desde el 1 de mayo
algunas mujeres intentaron abrir un canal de diálogo con el gobernador para tratar
la difamación a las organizaciones de la sociedad civil y defensoras de
derechos humanos. Organizaciones de ciudad Juárez y
Chihuahua, acudieron a una reunión con el gobernador: él, acompañado por su
gabinete se comprometió -entre otras cosas- a sacar un posicionamiento donde
aclararía que nunca fue intencional denostar y poner en riesgo la integridad de
Lucha Castro y demás organizaciones, acuerdo que hasta el día de hoy no se ha
cumplido, igual que otros mencionados ese día.
Como si la realidad que estamos viviendo los
chihuahuenses no fuera ya lo suficientemente cuestionable, los primeros días de
octubre se hizo oficial que el ex presidente de Colombia, Alvaro Uribe, sería
asesor del gobernador César Duarte. En esa
semana la colombiana Patricia Ariza visitó la ciudad de Chihuahua para dar un
taller a mujeres sobrevivientes de diversas violencias, y artistas interesados
en temáticas de género, Ariza
visitó el lugar donde asesinaron a Marisela Escobedo y dejó
una ofrenda floral, ahí señaló su solidaridad con las defensoras de derechos
humanos. El 5 de octubre, al finalizar la presentación del trabajo de la
directora Ariza en el teatro de la ciudad, un grupo de integrantes del
Movimiento de Mujeres de Chihuahua hizo un pronunciamiento público en contra de
la participación de Alvaro Uribe en el gobierno chihuahuense. En este contexto no dejo de pensar en Hanna Aredt cuando describió "la banalidad del mal" afirmando que los individuos actúan dentro de las reglas del sistema sin reflexionar sobre sus actos, sin preocuparse por las consecuencias y sólo es valido cumplir órdenes que vengan de superiores: la tortura, la ejecución y demás actos violentos no se consideran a partir de sus efectos o resultados, solamente se cumplen órdenes -como cuando el lunes pasado, la policía cumplía la orden de sacar a quienes estaban en el palacio de gobierno solidarizándose con la familia Solorio Solís, o cuando las instituciones de cultura bloquean proyectos autónomos que cuestionan la forma burocrática de trabajar desde gobierno-.
Frente a lo ocurrido: los cobardes asesinatos de Ismael y Manuelita, los compromisos del gobernador César Duarte con barzonistas, el apoyo nacional e internacional a los defensores de Derechos Humanos, la próxima presencia de Alvaro Uribe en Chihuahua, los bloqueos a las organizaciones y grupos autónomos por parte de las instancias gubernamentales, y la evidente banalidad del mal que demuestran los servidores públicos, espero que el barzón siga andando y jalando por la dignidad nacional.
Frente a lo ocurrido: los cobardes asesinatos de Ismael y Manuelita, los compromisos del gobernador César Duarte con barzonistas, el apoyo nacional e internacional a los defensores de Derechos Humanos, la próxima presencia de Alvaro Uribe en Chihuahua, los bloqueos a las organizaciones y grupos autónomos por parte de las instancias gubernamentales, y la evidente banalidad del mal que demuestran los servidores públicos, espero que el barzón siga andando y jalando por la dignidad nacional.
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