miércoles, 11 de diciembre de 2013

Un relato sobre la trata de mujeres en Chihuahua

Por Linda Flores (@Magnolisima)


En la cultura patriarcal contemporánea una figura masculina perita en las artes del panóptico y reside en la conciencia de la mayoría de las mujeres. Éstas están constantemente expuestas a su mirada y a sus juicios. La mujer vive su cuerpo como si estuviera expuesta a la mirada del otro, de un ojo patriarcal y anónimo.

Sandra Lee Bartky

 


“A los 30 años las dejan irse pero no se quieren ir, ya se quedan”[1] Eso fue lo que me dijeron cuando hablaba de mujeres desaparecidas y trata de mujeres con hombres que estoy segura saben bien del tema.

Sus palabras me remiten a lo que investigo desde hace meses: el “ciclo de las mujeres en situación de prostitución” entendido como las etapas por las que van transitando desde que son enganchadas o las levantan y se las llevan para que se prostituyan para sobrevivir y no convertirse en mujeres desecho (o una asesinada más).

Para comprender la trata de mujeres se tiene que estudiar la prostitución, si no se corre el riesgo de caer en prácticas funestas donde las mujeres más vulnerables, las prostitutas serán –más- criminalizadas y expuestas a juicios morales, conservadores y clasistas que tienen la tendencia a criminalizar la pobreza, la sexualidad, y confundirán con toda la intención discursos como el de Martha Lamas cuando dice que el cuerpo puede entenderse como una oficina, y así empezar a fomentar juicios moralinos y decir que están ahí porque “les gusta”.

Cuando he comparado las entrevistas e historias de vida que tengo me queda claro que ninguna mujer nace para ser puta, y afirmo esto porque sus contextos no cumplen precisamente con los puntos de las leyes de las mujeres a una vida libre de violencia, las convenciones de derechos humanos de niñas y niños o los jóvenes. Pero es este contexto patriarcal en el que vivimos lo que lleva a que la vida de las mujeres termine siendo vivida en un infierno.

Hay 4 casos de mujeres desaparecidas que me revolotean siempre en la cabeza: cuando desaparecieron eran menores de 24 años. La mayor de 23 se veía de menos años por sus rasgos físicos y la menor de 16 –al menos en fotos que su familia me ha enseñado- se ve mayor. A las 4 les han colgado amoríos con hombres relacionados con algún cártel de la droga, el ejército o policía ministerial ¿Será que hay un vínculo estrecho entre estos tres grupos? No me extraña que lo primero que hagan los aparatos encargados de procurar e impartir justicia sea criminalizar a las jóvenes, pero, con estas afirmaciones quienes investigan el caso remiten a estudios que he leído sobre “padrotes”, por ejemplo, se dice que la vulnerabilidad afectiva, la idea de amor romántico y todos los elementos de una sociedad donde se criminaliza a las mujeres que tienen una identidad propia, ejercen su sexualidad libremente, o se dedican al trabajo sexual remunerado, o en este caso, por la causa que fuere se ha dedicado a la prostitución, son formas para acusar a las mujeres y ejercer control sobre sus cuerpos y sus vidas, por ende, son elementos que responden al por qué las mujeres no se van, si es que de verdad las liberan a los 30 años.

 

Considero existe una estrecha relación entre lo que dicen los estudios sobre “padrotes” y los hombres del crimen organizado que primero “levantan” a las mujeres para después forzarlas a dedicarse a la prostitución (que generalmente se acompaña por el empaquetamiento y distribución de droga), por ello es urgente cuestionarnos cómo se fomenta la normalización de las violencias a las mujeres donde aún se considera que “las putas” son la parte mala de la sociedad, son un “mal necesario” y que de no existir habría un aumento en los abusos sexuales, aquí bien podría citarse algo de la Sentencia del Campo Algodonero: "...la creación y uso de estereotipos se convierte en una de las causas y consecuencias de la violencia de género contra la mujer." (Campo Algodonero, 2009, p. 45.)

Recuerdo un comentario que dejaron en una nota de un diario digital que hacía referencia a una violación, un lector, un hombre escribía algo más o menos así: “habiendo tantas mujeres para eso”. Había otros post hechos por mujeres que avalaban la primera afirmación. Quisiera saber en el imaginario colectivo cuáles son las mujeres que son para ser violadas, quizá ese imaginario también perpetúa la idea de hombres incapaces de controlar sus pulsiones sexuales. Me queda claro que quienes también son compradores y fomentan se sigan reproduciendo las violencias (desapariciones, ejecuciones, feminicidios) en un alto porcentaje son o fueron servidores públicos –esta afirmación se comprueba con las múltiples notas de periódico- donde la omisión también los hace responsables. Entonces es ingenuo pedir se denuncie la trata de personas y medir el problema estadísticamente, cómo hacerlo en una atmosfera de impunidad y corrupción. En Chihuahua existen según cifras oficiales menos de 10 casos por trata de personas, y ello no significa sean todos, y menos, se esté atendiendo el problema, sin embargo las cifras pueden argumentar lo que es conveniente para los intereses de quienes nos gobiernan.

Hace unos meses en Chihuahua empezamos la campaña NO A LA TRATA. Sin Cliente No Hay Trata, y la intención de la misma no es criminalizar a las trabajadoras sexuales, es una invitación a los clientes a cuestionarse cómo es que las mujeres llegaron ahí, entre otras cosas se quiere hacer visible que ninguna mujer nació para ser puta y que las causas que las tienen en esa posición de subordinación en la mayoría de los casos son resultado de la violencia social en la que vivimos, esa que vende la vida, pone precio a la dignidad, esa misma que causa anorexia y bulimia en jóvenes, esa que hace que hombres y mujeres se unan al crimen organizado porque pareciera es un crimen mayor ser pobre y la mejor alternativa que tienen de vida es distribuir droga o ser sicarios, por ello nuestra campaña se sustenta en que la dignidad no tiene precio, la vida no está en venta y que debe de haber otra forma en la que podemos construirnos como sociedad, una sociedad más justa equitativa y en todos los sentidos mejor.




[1] Entrevista anónima, Chihuahua, noviembre 2013.

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