En la imagen el señor Leobardo Tlapanco que busca a su hija
(Foto: acervo Por Un Chihuahua Libre y Sin Temor)
MARTES
En martes las calles
silentes
sonríen en azul y
naranja
los pasos se aquietan al
roce de un pensamiento:
no poder circular ante lo
impune
En martes
la hora más triste es el llanto de una madre
que despide tiernamente a
las hijas de la noche
a esos cuerpos que se
arropan con atardeceres
para regresar a su desdicha.
En martes Rosario se mordió
los labios
al saberse un alma más
perdida
con carnosa boca fue
incitada a deambular
por los callejones del deseo
cuando carecía de excitación
los martes con un adiós la
acabaron sin terminar.
Entre los cerros
arrojada a compañía
desconocida
en una habitación gimió
descalza
sin sábanas ni argumentos
fue entregada al dios de la
deriva.
En martes sólo fue carne
engullida, libido mordaz,
corazón en menoscabo que
allende lágrima o sonrisa,
dejó envejecer su ilusión en brazos ajenos.
Ahora, este rezo insulso pretende celebrarla
inconexa
entre vida y suerte
con un atardecer amoroso que
ocurrió en disyunción
aceptándola el desierto como
parte de su piel
o como una lágrima más que
se secó en la arena
en la espera de justicia.
Zerk Mauri (Escritor, Cd. Juárez)
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