martes, 6 de agosto de 2013

¿A dónde van nuestras desaparecidas?

A Cristian, Mario, Alejandra y Paola, seguimos buscando



“¿Quién quiere revolver los fantasmas del pasado? Se oye decir con demasiada frecuencia… - NOSOTRAS- sentimos casi el deber de hacerlo, quizá con una mano liviana para poder decir lo indecible, valiéndonos quizá del humor…o de otros desvíos y senderos…que nos permitirán hablar de lo que más nos desgarra.” (Beatriz Sarlo)


Como si no hubieran peleado suficientes batallas siguen estando en la línea de enfrente, incansables; hacen lo que sea para que se busque a quien no está. Así he visto a familias que buscan a sus desaparecidos. He escuchado que dicen: “desaparecida suena a desparida y yo parí,” “se lo llevaron, no desapareció.” Desde el 2010 empecé a documentar desapariciones en México y vi nobles organizaciones que apoyan desinteresadamente a familiares de víctimas, a la par fue evidente que organismos encargados de procurar justicia están llenos de corrupción y hacen gala de desinterés por su trabajo.
Creo que lo que más me ha impactado son las tácticas perversas del ejército, o diferentes policías para corromper y dividir familias; agentes han seducido madres, funcionarios públicos difaman a quienes acompañan a las familias y en algunos casos han recurrido a actos brutales como el asesinato –no olvidemos a la señora Marisela Escobedo-. Han ofrecido a familias “levantar” a algún sospechoso. Las amenazas, difamación y hostigamiento son constantes para quienes hablan de la desaparición, buscan justicia y son fieles a la verdad. Es en estas personas cuando vi lo opuesto a las autoridades gubernamentales; mujeres honestas que enfrentan con verdades a quienes les ofrecen seguir reproduciendo violencias, corrupción e impunidad. Ya lo dijo Roberto Garretón en su visita a Coahuila: “las familias lo único que tienen es la verdad” y sobre defensores de derechos humanos “no tenemos el derecho a equivocarnos”.

A mediados del 2011, encontré indicadores donde muchas de las personas que tienen categoría de desaparecidas están siendo víctimas de trata dentro del mismo país. Esto puso en evidencia que en Chihuahua no se hablaba de trata de personas, y las únicas que habían tocado el tema eran la organización Nuestras Hijas de Regreso a Casa en ciudad Juárez, ellas hablaban de casos particulares documentados previamente.



No entiendo la negación gubernamental para poder decir que sí hay violencia en Chihuahua, probablemente si se reconociera y por ende, se hablara; se podría atender la problemática y más cuando ya las mismas instancias encargadas de procurar justicia saben que, por ejemplo, en el caso de la trata de personas, algunas mujeres, niños y niñas que se encuentran desaparecidas y están siendo tratadas son víctimas de explotación sexual, mientras que hombres que tienen categoría de desaparecidos son reclutados y tratados por el crimen organizado.

Todo el periodo conocido como “La Guerra Contra el Narcotrafico” la trata de personas solamente se vinculaba a la migración y personas indocumentadas en México, esto hace inevitable remitirse al Equipo Argentino de Antropología Forense cuando declaró en que en Juárez hay más cuerpos de mujeres que familias que las buscaban. Una nota reciente hace avalar esa afirmación; se desconoce el paradero de 180 mil mujeres que anualmente entran a nuestro país por la frontera sur con la intención de cruzar a Estados Unidos y nunca llegan a su destino. Estudiando el fenómeno migratorio encontramos que la población indígena de las regiones rurales no queda exenta del fenómeno; niñas y niños son sacados de sus comunidades, algunas veces por el mismo gobierno o por organizaciones que bajo el argumento de brindar atención a adicciones, pobreza, y educación, fingen ayudar y después niñas y niños desaparecen o se sabe que están siendo prostituidos. Hace días salió otra nota que me hace preguntar, de los 20 mil niños y niñas que son explotados en la capital del país ¿cuántos son indígenas que sacaron de sus comunidades bajo el cobijo gubernamental?
Los datos mencionados hacen considerar que la trata de mujeres bien podría ser parte de una triada: desaparición- TRATA- feminicidio, fomentada por la impunidad y el interés de ver la vida humana como mercancía.




La trata de personas puede ser entendida como la supresión corporal de los individuos donde son despojados de su libertad, identidad y dignidad, así la vida se convierte en mercancía de venta que beneficia a quienes tienen el control y el poder sobre los cuerpos.

De acuerdo al diagnóstico Human Trafficking Assesment Tool, en México se detectan 47 bandas dedicadas a la trata de personas con interés de comercio sexual y laboral, y las entidades con mayor riesgo son: Baja California, Chiapas, Chihuahua, Distrito Federal, Guerrero, Oaxaca, Qintana Roo y Tlaxcala. Aunado a ello, según la Oficina de las Naciones Unidas para el control de las Drogas y la Prevención del Delito, México es fuente, tránsito y destino para la trata de personas, y pese a todo no hay campañas nacionales para visibilizar la situación. En Chihuahua consientes de la problemática, un pequeño grupo empezamos una campaña que en la medida de nuestras posibilidades hace visible la situación. El 22 de mayo presentamos la campaña “NO A LA TRATA. Sin Cliente No Hay Trata.” El objetivo es decir qué es la trata de personas y ayudar a prevenir. Antes de la presentación de la campaña no había sentencias condenatorias por el delito de trata, días después se dictó la primera sentencia sin abordar el concepto, y sus implicaciones. Hasta el momento no se ha gestado ningún programa estatal para prevenir.



Quienes promovemos la campaña no somos indiferentes al dolor y la violencia cotidiana, creemos que podemos aportar desde nuestros espacios generando conciencia. Sabemos de nuestra responsabilidad como ciudadanía y creemos sí se puede incidir en que la tragedia no se repita. El cuerpo es el principal elemento que usamos para denunciar, creemos en la regla de la presencia, y son conciencia y memoria lo que forman nuestras palabras, y es con esas palabras que queremos no se olvide a nuestras y nuestros desaparecidos a los que vivos se llevaron y vivos los queremos.

Por Linda Flores (@Magnolisima)

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